De pasiva a activa.
En esta guía me he centrado en la forma en que nosotros-as abordamos la situación y llevamos el papel activo. Para ser un buen amante hay que ser activo, es básico, pero también hay que ser un buen maestro. Sip, mis pequeños saltamontes, os habéis ganado el birrete de Casanova y ya podéis subiros a la cátedra para enseñar cuatro cosas a vuestra amiga del alma. No se trata sólo de vuestra satisfacción, de la comodidad de recibir en vez de dar, sino de la satisfacción de ella cuando sienta que es una buena amante, que consigue colmaros de placer y enamoraros. Animándola a ser activa estamos aumentando su autoestima y valía.
Tomar decisiones.
Que decida. Así de simple. Cualquier cosa vale: el restaurante, la película del sábado, si vais a utilizar juguetes o no… De vez en cuando le pediremos que nos sorprenda, pero se lo pediremos mostrando mucha ilusión. Lógicamente, luego aplaudiremos todo lo que nos haya preparado. Días más tarde tendremos la oportunidad de comentar que las portavelas en forma de calavera no nos parecieron muy románticas o que los garbanzos para cenar no son muy apropiados. El tacto es básico, no queremos que se sienta inferior en sus habilidades seductoras.
Juegos.
Pedidle un striptease. Si lo solicitáis con algunos días de antelación podrá organizarse el vestuario y la coreografía. El espectador de un baile erótico suele excitarse pero el que baila se excita más todavía sabiendo las reacciones que provoca. Mirar lencería juntos o buscar películas sobre el tema crea una bonita complicidad y es lo mejor si ella es tímida y reacia a los juegos.
Otra forma de jugar es convertirnos en su sumiso por una noche. El hecho de tener que “mandar” es un buen ejercicio para que practique su lado activo. Mejorará con la práctica y, mientras, seguro que nos reímos un montón de la anécdota. Si realmente le cuesta tener iniciativa, jugaremos justo a lo contrario, a que sea ella la sumisa. No se trata de tenerla atada y ¡hala! que sienta. No, hay que darle órdenes que le obliguen a actuar tipo: “dame un beso aquí, saca la lengua, come, ahora ponte arriba…”
Práctica.
Algo de documentación para las que vayan muy perdidas es básico pero sin práctica no hacemos nada. Dejad que practique, sed su conejillo de indias y armaros de paciencia si no sale bien a la primera. Comprensión pero también firmeza, orientadla correctamente, corregidla con cariño y felicitadla al acabar. Otro día saldrá mejor.
Debate.
No habla, no comenta, no expresa… ¡Ay, ay, ay! Dadle un buen estirón de orejas y que se ponga las pilas. El diálogo es básico en una pareja, es la garantía de una relación duradera y satisfactoria. Por lo general son las mujeres las que se quejan de que su pareja masculina es un muro y que no saben lo que siente, pero lo cierto es también son muchas las que se lo quedan todo dentro. Piensa, hemos hablado de hormonas y de sentidos agudizados, ya de por sí esa combinación molotov puede formar un caos de malinterpretaciones, y como sea una chica imaginativa el peligro se multiplica x10. No corráis el riesgo de que se monte sus propias películas. Comentadle con frecuencia lo que sentís y obligadla si es necesario a que se exprese también.
Siguiente episodio: Los 10 mandamientos del buen Casanova.
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