Ay, qué cosas que se encuentran por la red cuando una intenta culturizarse. De todos es sabido que a los pintores clásicos les iban más los dioses paganos que los santos (con tanto desnudo se ahorraban pintar los siempre dolorosos de cabeza pliegues textiles), pero si había que pintar santos pues se pintaban, la pela es la pela.
Martin van Meytens (1695 – 1770) no era catalán, más bien austríaco... Con lo austera que debía ser Austria en aquellos años, quien lo diría. Pues maese Van Meytens no tenía mucho respeto por las santidades ni los asuntos clericales, suerte tuvo que la Santa Inquisición estaba algo obsoleta cuando pintó su "Monja Arrodillada".
Respira santidad y devoción. Bella, dulce e ingenua como una Anne Marie. Ah, pero que veo, si la obra de arte resulta que tiene un bis.
Si es que... Yo no sé qué tendrán las monjas que despiertan tanta inspiración perversa. A los hechos me remito. Nada, nada, cuando alguien vuelva a criticarme la escenita de Anne Marie ante el altar, le diré que soy una humilde plagiadora del arte barroco austríaco.
Fuente: 20minutos.es
------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.