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martes, 3 de mayo de 2011

Ángel o demonio


Está comprobado, cuando dejo la creación aparcada a un lado, me da por atiborrarme de las creaciones ajenas. La gente "normal" sigue una serie porque le gusta, para distraerse un rato, etc. y son capaces de compaginarla con su día a día. Lo mío parece hambre lobuna. Serie que me gusta, serie que engullo con frenesí casi sin respirar (y algunas veces sin dormir). Y ahora es tan fácil visualizar los capítulos por Internet que no encuentro forma de parar mi adicción. En realidad existe un fórmula: cuando el mono creativo me tiene medio loca y me obliga a volver a la normalidad, mi normalidad.

Por suerte para mi bienestar mental, muchas de las series a las que me he aficionado, las tengo al día y, de vez en cuando, un mediodía, mientras como, veo el nuevo capítulo. También tengo la ventaja de que, al igual que una niña con sus juguetes, olvido pronto por qué me emocionaban tanto y paso a verlas como algo para pasar el rato, ya no tanto como necesidad vital. No sabría explicar el motivo de este cambio de actitud. Supongo que tendrá algo que ver con el primer impacto, la novedad y las reacciones químicas que se produzcan en mi cerebro en el momento concreto de la visualización. No sólo me pasa con las series de TV... tendríais que ver con qué ojos de deseo me quedo mirando en los aparadores el nuevo libro de J.M. Auel, La Tierra de las Cuevas Pintadas, con sus 800 páginas que lo hacen tan gordo y hermoso que parece que no quepa en la vitrina. Podría dejarlo para mi cumpleaños, así la gente sabría que regalarme pero... no sé si tendré suficiente fuerza de voluntad.

Em... creo que lo mío se llama gen friki y no tiene cura.

A lo que iba, la nueva serie que me tiene como poseída es Ángel o Demonio de Telecinco. Comenzando por la portada, que me recuerda mucho a las geniales ilustraciones de Dave McKean para las portadas de Sandman (cómic), y esa escultura tan evocadora del ángel misericordioso a quien se le va llenando la marmórea piel con cenefas célticas. Hay que reconocer que la idea central de la serie, los malaks, tiene su enganche. Luego, el desarrollo de los capítulos es bastante inteligente, combinando la historia "culebrera" de los personajes principales con una historia aparte, muy bien integrada en la primera y conclusiva en cada capítulo. Sin contar el trasfondo mitológico, que creo que está muy bien conseguido, y algunas escenas angelicales que son delicatessen. Precisamente me estoy acordando del capítulo 1x05 (Véndeme tu Alma), en el que Natael ayuda a Valeria a dejar su mente en blanco para enfocar mejor su poder y materializarse en el lugar donde llevar a cabo su misión. Esa escena es preciosa, tanto que por un momento me entró la tentación de escribir yo también un relato o un guión sobre ángeles. Ay, mi caprichosa inspiración, lástima que sólo algunos de estos prontos lleguen a materializarse ^^

Para acabar, mención especial a Mar Saura y a su personaje Alexia. Está divina como ángel caído, valga la contradicción, tan alta y esbelta, tan mala ella. Me pregunto si volverá a ponerse de moda el cabello tan largo, me están entrando ganas de dejármelo igual.

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2 comentarios:

  1. Antes elogias a Mar Saura, antes la matan. xD

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  2. ¿Ya? ¿Hoy? Es que todavía voy con un capítulo de retraso =p Ay, qué pena, la plantilla de los demonios ya no será lo que era, sigh.

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