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martes, 24 de septiembre de 2013

Manual del Buen Casanova (5)

Pues yo aquí poniendo en marcha los motores aunque esté costando arrancar.  Estaba revisando los temas que se quedaron pendientes antes del verano y, mira por dónde, esta importante guía estaba a medio escribir.  Imperdonable por mi parte =)  Por lo pronto le he modificado el título, éste tiene más gancho aunque pueda parecer más libertino.  No es ni mucho menos mi intención.  Un buen amante puede decidir utilizar su talento con una sola persona o lanzarse a la vida aventurera.

Pero sigamos adelante...

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III. CALENTANDO EL AMBIENTE


¡Ajá! Por fin subimos la temperatura.  No me conocen aquellos que opinaban que al final en esta guía no se hablaría de sexo.  En una guía sexual hay que tratar de sexo, lógico, pero no son buenas guías las que sólo aconsejan en materia de carne y olvidan el factor más importante: la cabeza.
Redoble de tambores, a partir de aquí viene el más difícil todavía y no hemos hecho más que empezar.  Ah, la habilidad de un seductor no se adquiere de la noche a la mañana, hay que practicar y practicar y no olvidarse de los deberes.  ¿Está tu mujer relajada y receptiva?  ¿Le brillan los ojitos de deseo?  Si la respuesta a esta pregunta es no, me temo que tendrás que volver sobre tus pasos y seguir insistiendo en el capítulo anterior hasta conseguir resultados.  No por mucho correr se llega antes aunque por gatear tal vez...  Paciencia y perseverancia, pequeños míos, no os rindáis pero tampoco queráis vencer el fuerte a la primera.  Por perseverancia no quiero decir “agobiarla hasta que ceda por aburrimiento”.  No, ese no es nuestro objetivo.   El amante que moja y se da por satisfecho tiene poco futuro en esta noble escuela.  Puede que su mujer lo tolere, el amor es ciego y tonto, y aguante muchos años con él pero no quiero engañaros:  Esa mujer, a la que se le abran los ojos, saldrá a buscar aventuras y nadie en su sano juicio podría reprochárselo.  ¿Sois conscientes de cuánto hambriento hay por el mundo?  Nunca, nunca jamás, deis por seguro que una vez conseguido el amor de la dama ya está todo hecho.  Al contrario, mantenerlo es vuestro verdadero objetivo.
Pero sigamos donde lo habíamos dejado: los ojitos brillando de deseo.  Bien, aquí tenemos dos opciones y ambas son correctas e incorrectas por igual:  ir al grano o alargar la velada.
Sacad las antenas, apuntad bien el radar... el de la entrepierna todavía no.  Es la hora de captar las ondas de nuestra chica y averiguar en qué punto de excitación se haya para dar el siguiente paso.  Me temo que es algo que sólo se puede aprender en la escuela de la vida, ningún libro podrá daros la respuesta.  Para muchos afortunados-as es instintivo, conectan con su yo animal y se dejan llevar.  Pero otros no consiguen ver más allá de la piel y van dando  palos de ciego hasta que les pegan un chillido.
No desesperarse si sois del segundo grupo.  Relajaos, no entréis en pánico, un par de respiraciones profundas y concentraros en lo siguiente:


  • ¿Está tranquila e intenta mantener una conversación sobre cualquier tema ajeno al sexual?
  • ¿Se ríe entre tímida y divertida?
  • ¿Intenta escabullirse de vuestro abrazo entre juegos?


Bien, parece receptiva pero no está a punto, ni mucho menos.  Seguid leyendo este capítulo para averiguar cómo llevarla con éxito a un estado de gracia idóneo para el éxtasis.


  • ¿Se muerde los labios con nerviosismo mientras da pequeños jadeos?
  • ¿Respira más deprisa y de vez en cuando cierra los ojos concentrándose?
  • ¿Os agarra la mano para llevarla a sus zonas erógenas?
   
    Evidente, no quiere esperar más.  Podemos pasar al siguiente capítulo o alargar el juego, aunque cuidado con alargarlo demasiado o podría enfriarse y crear mal ambiente.


  • ¿Insiste en que no y no?
  • ¿Pone mirada asesina?
  • ¿Se le escapa algún codazo?


    Ejem, creo que será mejor dejarlo para otro día

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