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viernes, 14 de febrero de 2014

Lo reconozco...



Lo reconozco, San Valentín puede ser una fecha especialmente difícil para los célibes y castos.  Y eso yo, que soy célibe voluntaria, los que sufren de celibato obligado lo deben pasar peor todavía.

To be or not to be célibe, he aquí la cuestión.  To be, por supuesto, tengo mis razones bien razonadas, pero el corazón me va dando suspiritos.  Contrólate, le digo, no vayas a meter la pata.  Ya sabes por lo que hemos pasado.  Sí, contesta tímido, pero la sensación es tan dulce.  Dulce como el chocolate.

Lo difícil, sobretodo para alguien de mi nivel pasional, es no tener a nadie en la cabeza.  No acabo de entender muy bien cómo funciono, por qué amo o dejo de amar.  Tengo una idea algo clara de lo que provoco: lo dulce que puedo ser, lo caliente y, en definitiva, adictiva.  Entiendo que no es algo que pueda controlar, que está en mi naturaleza y, para bien o para mal, estoy destinada a proporcionar la felicidad más increíble pero también el infierno cuando mi temperatura cambie y me vaya revoloteando feliz a por nuevas aventuras.  ¿Es justo?  Oh, no, no creo que sea justo en absoluto.  Los monstruos como yo deberían estar contenidos por cadenas de plata que nos impideran hacer daño, como vampiros, igual.  A estas alturas es un milagro que el sol no me destruya, sólo se limita a envejecerme poco a poco.  Hay quien pensará que "vaya humos qué gasta esta mujer".  Ojalá pero por desgracia tengo conciencia de los desastres que he causado y a mi edad todavía no sé cómo evitarlos.

Algo que sí puedo hacer es documentarme sobre personajes históricos que tengan alguna característica parecida a la mía.  Leyendo las biografías de otras vidas, a menudo te descubres a ti mismo y te sientes menos culpable.  Mucha gente desastrosa no te inhibe de la culpa pero te hace menos desastrosa.  ¿No?  Y, a lo mejor, con una visión global y despersonalizada del problema se encuentra alguna solución, o simplemente se toman decisiones teniendo en cuenta cómo les ha ido a los de tu calaña.  Una de estas biografías es la de Natalie Barney, conocida mundialmente por su salón literario, pero más conocida en la cultura lésbica por que alrededor de ella se reunieron las escritoras y artistas lesbianas y bisexuales más representativas de su época y que ahora forman parte de los clásicos imprescindibles.  Pues Natalie era una enamorada del amor.  Alguna contemporanea suya la ha tratado de fríbola y libertina pero leyendo su biografía y poemas me queda claro que sufría de lo mismo que yo: amaba con desmesura.  Se le desbordaban los sentimientos cuando se encaprichaba de alguien y durante un tiempo eran muy felices pero entonces se cansaba o aparecía alguien nuevo y corría en su dirección.  Aún así tuvo relaciones de décadas, amores de toda la vida, que se llaman, aunque nunca pudo evitar sus "enamoramientos" pasajeros.  Sus antiguas amantes no le negaban la amistad así que supongo que la seguían considerando encantadora a pesar de sus locuras.

Encantadora o no, Natalie nunca hizo nada por cambiar, se sentía orgullosa de su manera de ser aunque provocara tempestades en las mujeres que amaba.  En eso nos diferenciamos de nuestra "enfermedad" pues yo creo que sí se puede cambiar o, por lo menos, aceptar que no se puede ir así por la vida.  Mi caso particular lo interpreto como una pasión excesiva para tratar con humanos pero muy conveniente cuando se vuelca en el arte.  Eso no soluciona el problema de San Valentín pero es un consuelo saber que aunque no estoy hecha para el mundo, pertenezco a un lugar para el que no todos sirven.  Algo es algo.

¡¡Feliz San Valentín!!!


4 comentarios:

  1. Yo te comprendo ;) Me imagino que hay muchas más personas como nosotras en el mundo, las hay que quieren seguir siendo así y las hay que no soportan ser asi, yo llegué a un punto de decir ya basta, porque al final sufres tú y sufren los demás..

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    1. Hacer daño a alguien que amas por haberte encaprichado de otra persona es lo peor. Cualquiera puede tener un desliz pero cuando forma parte de tu personalidad, ay ay. Espero conseguir reeducarme o, al menos, aprender a controlarme y corresponder a esa persona especial como se merece ^__^

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  2. No eres la única, lo mejor sería que hubiese un día para los solteros, célibes y otros corazones solitarios...

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    1. San Onanón. Sip, yo también voto por un día dedicado a los solteros y al amor en solitario xD

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