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jueves, 24 de diciembre de 2015

Scrooge en la vida real



Ebenezer Scrooge es el protagonista de un cuento muy famoso de estas fechas navideñas.  El rey Midas también es otro personaje de leyenda, antiguamente a los cuentos se les llamaba leyendas porque la gente desconocía el término "autor".  Pondría la mano en el fuego para asegurar que todo el mundo se ha topado alguna vez con a algún personajillo altamente tacaño y avaro en su realidad cotidiana.  Yo he conocido unos cuantos, unos más otros menos, pero hay uno que se lleva la palma.  Tanto se la lleva que ha provocado en mí reflexiones sobre si la tacañería es algo más que un defecto de carácter altamente productivo a  nivel económico pero nefasto a nivel social.  Comienzo a creer que habría que catalogarla en los trastornos mentales relacionados con la obsesión.

Tal vez algún día inventen una píldora para tratarla pero de momento nos toca sufrir las consecuencias de los desvaríos antisociales provocados por los tacaños.  No, no, en serio, estoy hablando muy en serio.  Si yo tengo sólo 20 euros es lógico que no vaya a darlos, pero pongamos por caso que yo tengo 20.000 y no puedo soportar la idea de perder 20.  Pongamos también por caso que sigo manteniendo esos 20.000 y que veo que alguien se deja olvidados 20 y me los apropio sin siquiera preguntar.  Es ese afán "Gilito" por conservar y por aumentar la riqueza a costa de los demás a lo que me estoy refiriendo por tacañería.  La mayoría de nosotros no va a tener que preocuparse nunca por adquirir la enfermedad de Midas, apenas si llegamos a fin de mes ¿verdad?  Y eso del ahorro que tanto aconsejan, para nosotros es una mera fantasía: a la que conseguimos ahorrar mil euricos, se ponen de acuerdo los electrodomésticos para estropearse, jeje.  Aún así es una enfermedad que nos afecta muy directamente.  Imaginaos un mundo en el que los trabajadores no tuvieran derechos...  Los Scrooge harían con nosotros absolutamente lo que quisieran y nos utilizarían para enriquecerse a costa de nuestra salud.  Por suerte hay unas leyes que prohiben tenernos trabajando de sol a sol.  Otra cosa es que hagamos caso omiso de esas leyes, bien por miedo a que no nos renueven el contrato, bien por necesidad, y nos dejemos explotar.

Vaya, el post está tomando un cierto tono rojillo, no era mi intención.  Pero sí, seamos claros, los Scrooge suelen tener posiciones de poder y cero conciencia a la hora de abusar de sus subordinados.  Por no hablar que en ningún momento reconocen sus méritos y ni se les ha pasado por la cabeza compensarlos de alguna manera.  Los jefes Scrooge son aquellos que no ten dan un horario especial en Navidad, no se han gastado un duro en algún regalito, cesta navideña o similar, por no dar ni siquiera dan la felicitación típica de estos días.  Desaborios, amargados por dentro, secos.

Saliendo del ámbito laboral, que si no acabaré personalizando demasiado, están los Scrooge que, a pesar de estar forrados hasta arriba, no reparten su riqueza en la forma capitalista aceptada por todos.  Eso es: no reforman sus pisicos, comen fatal, se visten peor, no dan propinas y siempre, siempre, siempre, van a tratarte de ladrón para que les devuelvas lo que sea que te hayan pagado.  Parásitos.

Bueno, y ojito porque cualquiera está expuesto a la enfermedad Midas si tiene la "suerte" de ganar dinero rápido.  Para mí que el virus está escondido en los billetitos verdes (o morados sin son de 500).  Como lo pilles estás apañado.  Suelo contar siempre una anécdota verídica que me pasó de adolescente.  Tenía una amiga que a su vez era amiga de un par de hermanas originarias del barrio del Clot de Barcelona.  Ahora el Clot es un barrio bastante bueno pero en aquellos años era un barrio obrero.  Un día esta amiga nos presentó a las hermanas y decidimos ir a tomar algo.  Resulta que a los padres de las chicas les había tocado hacia pocos meses la Primitiva, pero no un poquito sino un muchazo.  ¡Qué suerte!, dijimos, os habrá cambiado la vida.  Ni cortas ni perezosas nos invitaron a ver su piso en Pedralbes.  No es que el resto tuviéramos ganas pero aceptamos por educación.  Venga, a coger el bus para ir a donde Cristo perdió la zapatilla.  Una vez allí nos recibieron los padres: una pareja de mediana edad al más puro estilo de extrarradio.  Nos enseñaron el piso habitación a habitación parándose en los detalles.  Nosotras entre "oh" y "ah" pero ya ves que interés tenía el mármol de no sé dónde y el cuadro de tal y cual para unas adolescentes que sólo pensaban en ir a bailar.  Una hora después, sedientas, porque no vayáis a pensar que se dignaron a darnos algo de beber y arriesgarse a que ensuciáramos, por fin marchamos a tomar ese algo para lo que habíamos quedado.  Las hermanas nos llevaron a la puerta de un local bastante de moda entre los pijillos.  Nos hicieron prestar atención a la gente que esperaba en la cola, que si llevaban tal ropa o cual, que si aquel era hijo de no sé quien importante.  Al final, después del alarde, nos miraron de arriba a abajo y nos dijeron que el local era bastante caro y que no esperaríamos ser invitadas, ¿no?  En ningún momento perdimos la buena educación, nos inventamos una excusa de que nos esperaban en otro lado y adiós muy buenas.  Nuestra amiga, avergonzada, nos explicó que no entendía qué les había pasado, que siempre habían sido buenas tías, muy majas, y de pronto, en pocos meses, se habían convertido en unas snob repelentes.

Moraleja:  ¡Felicidades a los que no os haya tocado la loteria! xD

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2 comentarios:

  1. Felicidades a ti también (incluso si te ha tocado una pedrea). Aunque creo que a los que les haya tocado el gordo lo usaran para tapar agujeros...

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    1. A mí hay que felicitarme mucho porque no me ha tocado ni un triste reintegro xD

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