El Ocho es una novela de Katherine Neville, publicada en 1988, y que desde entonces ha sido una de las novelas más leídas en el mundo.
Catherine Velis, experta en ordenadores, se ve involucrada en la peligrosa búsqueda de un legendario ajedrez que perteneció a Carlomagno. En sus piezas se halla una fórmula vinculada a la alquimia, la masonería y las fuerzas cósmicas y, al parecer, quienes intentan recuperarlas sufren amenaza de muerte.
Arrastrado por la fascinante prosa de la autora de El círculo mágico, el lector se sumergirá en la historia europea, de 1790 a 1973, y conocerá a los singulares propietarios de los trebejos, los crímenes que cometieron y la relación que sostuvieron con grandes figuras de su tiempo, como Napoleón, Robespierre, Rousseau, Giacomo Casanova, Voltaire, Isaac Newton o Catalina la Grande.
Sinopsis extraída de la Wikipedia
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¡¡Por fin acabé de leerme el libro!! Corrijo, el señor libro porque entre extenso y denso, se lleva la palma. Y eso que estoy acostumbrada a las novelas de Sarah Waters, que parece que no se le acaba nunca el tema. Me imagino al editor de rodillas suplicándole un final o proponiéndole repartir la novela en una triología por cuestiones prácticas de maquetación. Pues Neville consigue pasarle por delante a Waters en esta carrera de a ver quien publica más páginas de un tirón, lo que es un inconveniente para los que acostumbramos a llevarnos la lectura a los trayectos de autobús o tren. Tendremos que ponerle rueditas a los libros como las mochillas de los niños.
Cuestiones de peso aparte, declaro mi más humilde admiración por el cerebro de esta escritora. Resulta difícil considerarse inteligente habiendo personas con semejante complejidad mental. Es como una parca, tejedora incansable de tramas, además de una enciclopedia andante. No es de extrañar que sea una escritora tan poco prolífica, crear un libro como "El Ocho" supone muchas horas de investigación en la biblioteca (habrá leído suficiente como para sacarse una licenciatura) y un gran trabajo planificando el argumento. Es uno de esos libros que necesitan esqueleto propio para aguantarse, sin una base sólida no sirven de nada las palabras bien puestas ni los personajes, por muy interesantes que parezcan.
Complejidad, solidez, documentación y además, por encima de todo eso, fluidez, en el que la simpatía de las protagonistas atrapa desde la primera página. Las dos protagonistas, Cat, en el mundo contemporáneo (de hace 30 años ya), y Mireille, pos revolución francesa. Interesante también como cambia la forma de escribir cuando está con una u otra. Mientras a Cat le rodea un cierto halo de humor, no exento de peligro, las vivencias de Mireille son más dramáticas.
Tan sólo le voy a poner una pega, curiosamente es un fallito muy común en escritores de larga novela: precipitarse con el final. A Neville el editor también debió darle tope de páginas. Mientras que en la presentación y el nudo, se nota como la escritora disfruta escribiendo y vaciando sus pensamientos en los folios en blanco, el desenlace es atropellado, encajado a trompicones antes de que bajen el telón, y encima le adjunta la escenita de amor. Por cierto, que no se le da mal el toque erótico, algo tímido y rápido para mi gusto. Pienso que en esta vida y también en las novelas, la gracia reside en el equilibrio. "El Ocho" necesitaba un final más proporcionado al resto del libro, o sea, más entretenido.
Valoración Canalla: muy recomendable.
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