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miércoles, 26 de enero de 2011

Uno más en la familia



A esta preciosidad de aquí no la trajo la cigüeña sino Correos, dos veces. ¿Dos veces? Sí, porque la primera vez vino defectuoso y hubo que devolverlo, con gran dolor en el corazón, pero a la semana ya lo teníamos de vuelta en perfectas condiciones. No le hemos puesto nombre todavía pero es probable que se le quede el de "Baby" que es como lo estoy comenzando a llamar. Y no porque sea pequeño (41 x 207 mm pequeño??!!!) sino por lo cuco. La forma redondeada y tan poco realistic le da un aire tierno y dulce... para comérselo... y para metérselo... jujuju.

No lo he probado todavía pero ya lo quiero tanto como a Duckie y a Pingu, mis dos animalejos vibradores preferidos pero no los únicos. Ordenando la caja de juguetes de encima del armario, he descubierto que tenía una bonita colección prácticamente olvidada. Hay que decir que mi pollafobia me hizo cogerle gato no sólo a los falos de carne sino también a los artificiales. Ya podían ser lilas, rosas, con motor giratorio y perlas vibradoras; ya podían ser antiguos compañeros de batallas y haber compartido agradables recuerdos; nada, mi vaginita estaba cerrada para cualquier "macho" por muy colorido y funcional que fuera. Sin embargo, saberme de nuevo sana ha provocado que vuelva a sentir deseos de jugar más profundamente y de ahí mi nueva adquisición, un falo de material de lujo (silicona), con diseño de lujo y marca también de lujo. Por suerte el IVA no es de lujo, jejeje.

Hacía mucho tiempo que me tentaba la idea de poseer algo de la Fun Factory aunque el precio me tiraba pa'trás. La ocasión merecía el gasto: vida nueva y juguete nuevo. Sólo que... es grande el bicho. Para alguien que hace tanto tiempo que no... pues asusta un poco =P

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