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viernes, 24 de febrero de 2012

La Fiesta Pijama (6)


Día 2 - 01 hora

¡Guerra de almohadas!

¡Qué locura! Todos los sujetos en pijama, camisa o camiseta dando brincos de un colchón a otro empuñando una infalible almohada. Me han respetado bastante por creer que estaba delicada pero he sido yo la que no he podido resistirme a la acción. Almohadazo aquí, almohadazo allá, reparto disimulando mi risa, no sea que vaya a sonar un jo jo jo demasiado grave. Saltan, saltan y salta todo. Agarro a Asia por la cintura, cuidado, niña, que te vas al suelo. Tropiezo sin querer, lo juro, con las carmencitas una y otra vez, la derecha, la izquierda... De Bea, en cambio, huyo, es excesivamente guerrera, acabará por desmontarme la peluca. Desi se cae sobre mí... ¡Alerta!

Excitadas, jadeando, nos tumbamos al fin y nos vamos pasando las botellas de rosado para quitarnos la sed. Al cabo de un rato, a media luz y a media voz, van surgiendo las confidencias. Si creía que lo había oído todo, me equivocaba, faltaban las historias de terror. Ni en las convivencias del instituto, con las pesadas bromas sobre la bruja de Blair, recuerdo haber pasado tanto miedo. Hombres de falsa sonrisa acechando en el metro, amigos de mamá que se pasaban de cariñosos, encierro y acoso en el baño del colegio y, por supuesto, no podía faltar el ex de Carmen, capaz de convertir las peores pesadillas en realidad. Quiero destruir sus monstruos, abofetearlos, darles patadas... Sin embargo, no puedo hacer nada más que escuchar, asentir y mostrar empatía. Esta impotencia me deja alicaído y completamente frágil para lo que Desi tiene que mostrar: sendas cicatrices en las muñecas. No fue ningún monstruo, fue ella misma durante el primer año de derecho, harta de citas con desconocidos a cambio de dinero para ropa, las fotos profesionales, las clases en la academia de modelos, los falsos castings... Tenía un sueño y el sueño acabó con ella. Tras sobrevivir, lo dejó todo y ahora trabaja en una guardería. Sonríe al final de su historia, es feliz y yo estallo en llanto.

Todas se vuelcan a consolarme, me abrazan, me achuchan, Desi me da un beso en la mejilla... Pienso que si tan sólo ayer alguien en clase me hubiera comentado en cotilleo que una chica como Desi se vendía en el pasado, me hubiera acercado a ella y le hubiera ofrecido un billete de cincuenta a cambio de una mamada. Lloro más fuerte todavía y empiezan a contarme chistes y a hacerme cosquillas. ¡No, cosquillas no! Ja ja ja. Y me dejan tranquila.

Siguen hablando un poco más, esta vez de temas más superficiales, hasta que, poco a poco, van cediendo al sueño. La primera en caer es Asia, tan pequeña y cómo ronca. Reímos por lo bajini. Al menos no destacaré mucho si se me escapa algún ronquido atronador. Eli, de la que prácticamente sólo sé que por eliminación debe ser la lesbiana, duerme a mi lado. No me había fijado en ella en un principio por encontrarla muy común pero ahora siento que es la única que podría entenderme. ¿Se excitará con las otras? ¿Se excitará conmigo creyendo que soy una chica? Mira que si me mete mano mientras duermo... Podría pensar en ello toda la noche pero urge una visita al lavabo.

Solo en el pasillo con la casa en silencio. Parecerá una locura pero me siento diferente, más vivo. El inodoro para mí solo, libero a Willy... ah, mucho mejor...

- ¡Eres un tío!

Eli de pie frente a mí...

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2 comentarios:

  1. Que forma tan tonta de dejarse descubrir.
    Y todo el cuidado que habia tenido...


    Este relato va muy rápido no me ha dado tiempo de comentar en el anterior, pero me lo he leído.

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    1. Ay, sí, pobre Olivia, ahora que comenzaba a sentirse integrada...

      Va rápido porque hay lectores impacientes a que llegue la acción y no quiero perderlos por el camino ;)

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