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viernes, 14 de junio de 2013

Manual del Buen Casanova (3)

 

II. PRELIMINARES



Limpiar la casa.  
“¡¿Cómo?! ¿Me estás tomando el pelo?  ¿Dónde está la sección de masajes vaginales y pinzas para pezones y... y...?”
Escucha, pequeño saltamontes, este capítulo se llama Preliminares y no hay nada más preliminar que crear el ambiente adecuado para que la moza se sienta relajada y sea receptiva al cortejo.  Parece bastante evidente pero casi todos los manuales de sexología comienzan por “¿Cómo le gusta que le acaricien los pechos?”, síntoma inequívoco de que no tienen idea de cómo seducir a una mujer.
Me gustaría dar por supuesto que todas las parejas que conviven juntas tienen una distribución igualitaria de las tareas, ya sea dentro del hogar o fuera.  Poco importa si él no ha fregado un plato en su vida pero barre de maravilla o prepara unas cenas de chuparse los dedos.  La cuestión es que, al menos que tengáis un asistente-a a domicilio que se encargue del trabajo sucio o que la aportación laboral de ella sea precisamente el mantenimiento de la casa, toca apechugar.  Si la balanza está descompensada y el groso del curro hogareño le corresponde a ella, multiplicado por dos o por tres si hay criaturas, no se le puede pedir a esa santa señora que a la hora de acostarse esté en condiciones de jaleo del bueno porque cuando apoye la cabeza en la almohada va a caer redonda.  Todas las Superwomans tienen su límite de resistencia.
Si no estáis conformes con mi afirmación, me parece bien, iros a buscar un manual que explique paso a paso “Cómo follarse a un cuerpo inanimado”.  Mi especialidad no es la necrofilia.
Ahora que habéis prestado atención y tenéis el estropajo en la mano, seguimos...


Seducción.  
    El órgano sexual más importante de la mujer es el cerebro.
    Todo el mundo lo sabe y, sin embargo, nadie se acuerda a la hora de la verdad.  Sólo habría que estar 24 horas al lado de cualquier chica en pleno apoteosis adolescente para descubrir sin problemas que todo lo que la hace suspirar y soñar y las mariposas en el estómago, todo, está en su cabeza.  Lo más seguro es que esa misma chica que tiembla al pensar en su primer beso, reaccione violentamente si alguien intenta dárselo por la fuerza y sin el debido ñigu-ñigu de los violines.  Pero dejemos de hablar de adolescentes antes de que me llamen la atención.
    Las chicas cuando se hacen adultas adquieren cierta malicia, cierta urgencia que las puede llevar a quererlo todo y ya, pero no pierden aquel gusto por los violines.  No me cansaré de repetirlo, las mujeres son complejas, pueden convertirse en personas diferentes de un día a otro y sería normal.  Hay que tenerlo en cuenta.  Poco importa que un día se haya lanzado como leona ambicionando sexo salvaje, al día siguiente puede no querer lo mismo.  De hecho, lo más seguro es que se encuentre en plan sensible, con necesidad de mimos y de que la traten como a una princesa.  Hay que estar preparado para cualquier ocasión, ser receptivo y no limitarse siempre a la misma técnica.   
He aquí algunas sugerencias para los que vayan muy perdidos:


    • ¿Flores y bombones?  Todo un clásico que sigue gustando (a mí me gusta) pero si se repite cada mes pierde efectividad y corre el riesgo de que la relación se rompa por sospechas de querer engordar a tu novia.  
    • Llevarla de paseo, que no enviarla a paseo, no confundamos.  Un cambio de aires siempre sienta bien.  ¿Qué me decís de un restaurante en primera línea de mar, con el rumor de las olas, y luego un paseo por la playa?  Puede servir un pícnic en el campo siempre que no sea en zonas demasiado concurridas y faltas de romanticismo.
    • Escapada de fin de semana.  No es difícil encontrar algún viajecito bien de precio en otoño o primavera y el clima sigue siendo agradable.  No existe mejor medicina para una crisis de pareja que pasar un par de días lejos de casa, sin preocupaciones, sin faenas, dedicándose a disfrutar del turismo y luego, al caer la tarde, al amor.  Ojo, no sirve alquilar un apartamento y que sea ella la que cocine y friegue los platos.
    • Sorprenderla con una cena exótica.  Se puede convertir la casa en un lugar romántico dándole cuatro toques mágicos: velas, un corazón grande de cartulina con su nombre, telas vaporosas colocadas al estilo de las Mil y una noches, una esclava desnuda de cintura para arriba abanicando...  Ejem, eso ya son preferencias personales.  Lo importante es que sea algo diferente, afrodisíaco y donde claramente se vea el esfuerzo.
    • Escuchar, escuchar y escuchar otra vez.  Para el día a día, recomiendo una sesión tranquila de charla donde la protagonista sea ella.  A todos nos gusta hablar y expresarnos, nos sentimos agradecidos y amados cuando la otra persona presta atención a nuestras preocupaciones.  Esta técnica de seducción es apta para todos los bolsillos, más fácil imposible.
    • Limpiar la casa.  ¡¿Más?!  No pretendo convertiros en unos chachos, no cunda el pánico, me refiero a hacer más de lo convenido a modo de regalo.  Pero para que no cree costumbre, convendría dejar claro que es un regalo.  Por ejemplo, a ella le toca fregar los platos esa tarde.  Le regalais una cocina limpia y colocais un lazo alrededor del grifo.  Cuando llegue a casa, os comerá a besos.
    • Ser su esclavo por un día.  Esta técnica podría catalogarse dentro del siguiente capítulo Calentando el ambiente pero entraría dentro de la seducción inicial si se estipulan 24 horas de esclavitud.  Un día a su entera voluntad... Cierto, podéis acabar demandándola por teneros currando en casa de sol a sol sin seguridad social, pero la idea es que ella aproveche para sentirse una princesa: chofer particular que la lleve de compras y le cargue los paquetes, cocinero, paleta...  Vale, vale, pero también el encargado de descalzarla, desnudarla y vestirla.  Eso ya gusta más.  Y hacia el final del día, por supuesto, no puede faltar el masaje y hacerle el amor con todo el tiempo del mundo.

      ...

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