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martes, 21 de enero de 2014

Manual del Buen Casanova (10)





Afrodisíacos. 

    En algunos países todavía los consideran imprescindibles para despertar la libido y son la base de un mercado que no pasa de moda.  En Tailandia la sangre de serpiente es un valioso tónico sexual y puede que alguno de nuestros abuelos o bisabuelos  nos comentara alguna vez en susurros “que la carne de lagarto va muy bien para el acto”.  Pero me parece que si le presentáis a vuestra chica un frasquito con un sospechoso líquido rojizo oscuro al son de “bebételo todo, nena, que esta noche rompemos la cama”, desaparecerá sigilosamente de vuestras vidas.
    Por inventar que no quede, todas estas leyendas y promesas que acompañan a los afrodisíacos son sólo eso, promesas sin fundamento.  Hombre, está claro que una alimentación rica en vitaminas aportará más vigor, por lo que incluir frutas y verduras en nuestra dieta es a largo plazo una apuesta segura para estar en forma, pero atiborrar a nuestra conquista con fresas y más fresas sólo le acabará provocando un cólico muy poco sensual.
    La fe es lo único que justifica que en momento dado comer tal o cual alimento dé ganas de acción.  No es mala idea preparar una cena con todo de productos exóticos bien presentados.  Mejor si además jugamos al juego de “dar de comer” a nuestra pareja para que saboree despacio esos manjares que prometen tanto (dejad de pensar mal).
    ¿Pero existen los productos milagrosos?  Vale, haberlos los hay, pero hay que tener cuidado con las proporciones, de lo contrario producirán el efecto contrario al que esperamos.  Estoy pensando en el alcohol, en concreto en el vino tinto (el bueno, no el de cartón del super).  El vino aumenta la temperatura corporal, “calienta”, y acompañado de un ambiente relajado y cariñitos puede vencer la fortaleza.  El tequila, en cambio, es más aconsejable para ambientes festivos, desinhibe y da predisposición a la aventura.  Pero el alcohol es un arma de doble filo, si te pasas del puntito correcto, suele provocar somnolencia en el mejor de los casos y en el peor vomitera.  En el género masculino me temo que habría que añadir a los inconvenientes del abuso de alcohol la disfunción eréctil.

    Yo apuesto por los afrodisíacos psicológicos.  Una conversación subida de tono puede aumentar la temperatura de forma gradual y segura.  Hablar de sexo estimula, es un hecho, aunque algunas estamos tan habituadas que somos algo inmunes.  Escribir un relato erótico a cuatro manos es otra forma de estimulación aparentemente inofensiva.  Ahora que se ha puesto tan de moda, enviarla a una reunión tuppersex con sus amigas y esperarla despierto para comentar las jugadas promete una buena noche.  He dicho “comentar las jugadas” no echarse encima suyo a la que aparezca por la puerta con intención de marcar territorio.  Hay que erradicar el miedo a los juguetes.

¿Y la viagra femenina?  ¿Lo qué?  Eso no existe.  Por lo menos no todavía aunque ya se está investigando un fármaco llamado ORL101 o simpáticamente la viagra rosa que cumplirá con esa función y despertará libidos dormidas.  En todo caso, cuidadín, porque de momento crea adicción y no ha sido aprobado para su comercialización.  Personalmente no confiaría mi deseo sexual a un medicamento.  Las mujeres funcionamos con la cabeza, de ahí que la mitad de mi guía la  haya dedicado a concienciaros sobre la necesidad de creatividad y variedad en vuestras relaciones.  Si la mujer no funciona de ninguna de las maneras es porque hay un problema psicológico y mejor ponerse en manos de especialistas que en los de una pastillita milagrosa.


Próximo capítulo: Puntos erógenos femeninos


2 comentarios:

  1. He oido que existe un plato llamado "siete machos" hecho a base de productos del mar, que supuestamente despierta el libido masculino, para mayor efectividad debe acompañarse con un buen aguacate, la verdad es que mi me suena como una posible intoxicacion por mariscos.

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    1. Juju, yo tendría cuidado con cualquier "afrodisíaco" de dudosa procedencia.

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