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jueves, 23 de octubre de 2014

El mosquito que jodía sin cesar a la pobre dibujante que no podía dibujar ni escribir y otras eyaculaciones.



Ahí va mi título digno de Stieg Larsson.

Volver al blog no es volver a la vida, todo lo contrario, es apartarme un poco de ella.  La llegada del frío o del fresquito, más bien, los escalofríos por la mañana, cobijarse bajo el edredón por la noche, la luz del otoño, cobriza y breve, me llenan de melancolía...  Pero también de creatividad.

Es un hecho que espero siempre con cierta impaciencia y con cierto temor porque me pilla siempre en la época de más curro en la oficina.  Mi trabajo, lo que paga las facturas, no es incompatible con el arte pero el último trimestre del año se vuelve insoportable y me entran tentaciones de pedir la baja por depresión y esas cosas.   Tentaciones que mi extrema responsabilidad mantiene a raya...  Qué cruz ser así tan como soy, tan apasionada y a la vez tan calculadora.  Ante esta situación, sólo me quedan dos opciones, o me deprimo de verdad o encuentro la forma de robar unos minutos aquí y allá para crear algo.  Y eso estoy haciendo ahora mismo, soy una delincuente de las palabras =D

Lo de la eyaculación iba por otro tema, jeje.  Y es que a mis 40 tacos he descubierto un nuevo orgasmo que desconocía que pudiera tener.  Va a resultar verdad eso que dicen que el sexo se vuelve más rico con la edad ;)

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4 comentarios:

  1. Es un alivio saber de ti con lo que ha caído por estos lares...

    Aprovecha e frío, tiene sus ventajas, buscalas y disfrutalas.

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  2. Eyaculación femenina? Eso no es un mito? Como se hace?

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    Respuestas
    1. Juju, en mi humilde experiencia yo diría que la excitación ha de ser más vaginal que clitoriana, aunque en realidad el punto G no es otra cosa que el lado interno del clítoris. Ya luego intervienen otros factores como estar concentrada, caliente, muy caliente, y dejarse llevar. La sensación que se tiene es como ganas de orinar, no hay que obsesionarse con esa idea o frenarse, sólo aceptar el placer como viene y entonces... pluf! o más bien chof! Y ya está, ya tenemos un charquito de agua inoloro, incoloro y con una textura más líquida que el flujo habitual.

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